Un tatuaje de coronas llevó a un migrante venezolano a prisión en El Salvador. Andry José Hernández Romero está hoy en una megacárcel en El Salvador por un tatuaje que se hizo en honor a sus padres.
El joven venezolano, oriundo de Capacho Nuevo, se tatuó “mom” y “dad” junto a coronas que simbolizaban a los Reyes Magos.
“No eran símbolos de pandillas; eran para su mamá y su papá”, explicó a BBC Mundo el tatuador José Manuel Mora.
Sin embargo, autoridades estadounidenses interpretaron esas coronas como prueba de que Hernández pertenecía al Tren de Aragua.
Ese solo indicio bastó para que lo identificaran como miembro de la banda y lo expulsaran del país.
Un tatuaje de coronas llevó a un migrante venezolano a prisión en El Salvador
Andry salió de Venezuela en mayo de 2023, cruzó el Darién y llegó a Tijuana, México.
El 29 de agosto se presentó en el paso fronterizo de San Ysidro y solicitó asilo.
Alegó persecución en Venezuela por sus ideas políticas y orientación sexual.
Fue detenido por agentes de inmigración y trasladado al Centro de Detención Otay Mesa, en San Diego.
Allí fue evaluado mediante un formulario llamado “Validación de Grupo que Amenaza la Seguridad”.
Obtuvo 5 puntos por sus tatuajes, donde las coronas fueron clasificadas como símbolo de pandilla.
No existía ninguna otra prueba en su contra, según su abogada Lindsay Toczylowski.
Aun así, fue considerado sospechoso y deportado a El Salvador, donde ahora permanece encerrado.
El caso genera preocupación por la criminalización de migrantes con base en tatuajes sin contexto.
“No debí haberle tatuado esas coronitas”, lamentó Mora.
Su historia refleja los riesgos de estigmatizar símbolos sin un análisis cultural profundo.
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