El 2022 representó para el presidente venezolano Nicolás Maduro su regreso a la política internacional, construyendo relaciones estratégicas que benefician a la nación y que terminaron de opacar la imagen de Juan Guaidó y la oposición venezolana. ¿Cómo han influido los recientes cambios de la geopolítica mundial en este resurgimiento para Maduro?, ¿qué expectativas hay para el 2023?
France 24 – Caracas, 31 de diciembre de 2022. La invasión de Rusia a Ucrania y el inicio de una guerra que hoy luce lejos de terminar, desestabilizó el mercado petrolero en Occidente, aumentó considerablemente los precios del crudo y puso al petróleo venezolano nuevamente en el radar de Estados Unidos y de Europa. Si bien es cierto que se trata de una industria en decadencia tras años de acusaciones de malversación y falta de mantenimiento, los recursos naturales que posee Venezuela –siendo el país con las mayores reservas de crudo en el mundo– resultan un atractivo sin igual para las grandes potencias.
A juicio de la internacionalista Giovanna de Michele, “los mayores consumidores de petróleo están absolutamente conscientes de que si hay un país petrolero que podría abrir el grifo de crudo en el mercado internacional, es Venezuela y ahí es donde se producen los cambios más fundamentales”. Para De Michele, la reciente flexibilización en algunas de las sanciones impuestas por parte de Estados Unidos a PDVSA y la licencia otorgada a la petrolera estadounidense Chevron “obedece en parte a la conciencia clara de que es Venezuela el país que tiene en estos momentos una capacidad ociosa, una capacidad inoperativa que pudiera comenzar a mitigar las deficiencias a nivel internacional en tanto y en cuanto se permitan mayores inversiones extranjeras en el país”.
El acercamiento de la Administración de Joe Biden a Nicolás Maduro en estas circunstancias fortaleció a Maduro y debilitó aún más a la oposición venezolana, especialmente a la figura de Juan Guaidó, cuyo gobierno interino prácticamente dependía del reconocimiento y apoyo de Estados Unidos.
Para la profesora e internacionalista Giovanna de Michele, la figura del interinato se ha ido desdibujando con el tiempo y continuará desdibujándose en la medida que se sigan flexibilizando las sanciones.
“La única fortaleza que tiene Guaidó en estos momentos es que su sector de oposición todavía controla parte de los recursos financieros de Venezuela alrededor del mundo. En la medida que se sigan flexibilizando las sanciones y la Administración de Maduro pase a tener acceso a esos recursos, aunque sea por vía indirecta, la figura de Guaidó seguirá perdiendo impacto, seguirá perdiendo sentido”, dijo en entrevista con France 24.
América Latina vira a la izquierda y pone fin al aislamiento de Maduro en la región
Los notables giros políticos en América Latina también favorecieron al Gobierno de Maduro, que había sido aislado por el denominado Grupo de Lima, una coalición que quedó desvanecida. El caso más significativo fue la llegada del colombiano Gustavo Petro al poder. Luego de más de una década de tensas relaciones con Bogotá y la ruptura de relaciones diplomáticas en 2019, el líder viajaba a Caracas para reunirse con Maduro en el Palacio de Miraflores.
Maduro pasó a ser incluso una pieza fundamental en medio de las negociaciones de paz entre el Gobierno colombiano y el Ejército de Liberación Nacional. Las fronteras entre ambas naciones volvieron a abrir.
Pero pese a estos avances en materia diplomática y comercial, Petro no es considerado un aliado incondicional para la Administración de Nicolás Maduro.
“Yo no me atrevo a afirmar que el Gobierno de Petro es un Gobierno aliado de Nicolás Maduro en absoluto. Yo lo que veo es que el Gobierno de Petro es absolutamente práctico, que tiene sus metas y propósitos en materia político y económico bien definidos y Venezuela juega un papel importante en la consecución de esos objetivos. El principal objetivo de Petro es lograr la paz total. Para nadie es un secreto que la buena relación de Venezuela con los grupos irregulares colombianos es una pieza importante en la consecución de ese objetivo”, afirma De Michele.
Para que haya paz en Colombia tiene que estar Venezuela involucrada y tendría que haber paz en Venezuela también
El profesor e internacionalista Felix Gerardo Arellano coincide: “Petro está jugando en un equilibrio interesante, creo que lo ha hecho bien hasta ahora manteniendo una relación positiva, seria y sólida con los Estados Unidos y también con América Latina. Creo que su prioridad es la negociación con el ELN y en ese tema obviamente que Venezuela tenía que estar presente; quien duda de eso no conoce la realidad. El ELN está en Venezuela, su parte más agresiva está en Venezuela. Para que haya paz en Colombia tiene que estar Venezuela involucrada y tendría que haber paz en Venezuela también”.
El triunfo de Luiz Inácio ‘Lula’ da Silva en Brasil también significó un cambio radical en la postura frente a Venezuela. El Gobierno electo anunció que restablecerá relaciones diplomáticas con Venezuela a partir del 1 de enero de 2023.
Así, Guaidó perdió otro aliado (como lo era el Gobierno de Jair Bolsonaro) y Maduro recuperó un antiguo amigo, aunque podría no ser tan incondicional.
“Estoy consciente que no va a ser el ‘Lula’ del pasado. No va ser el ‘Lula’ anti-sistema, anti-Estados Unidos, no tiene cómo serlo, no tiene recursos, tiene un país absolutamente polarizado, un Congreso en contra y un vicepresidente que no opina en ese sentido (…) Pudiera en este momento ‘Lula’ estar observando el inteligente papel que está desarrollando Petro en el tema de política exterior por la buena relación con Estados Unidos y con América Latina y el papel que está jugando con Venezuela. Yo esperaría que ‘Lula’ se sume al esquema de Petro”, comentó Arellano.
De vuelta al diálogo con la oposición en México
En medio de las negociaciones con el Gobierno de Biden, Maduro logró en octubre del presente año, la liberación de Efraín Campo Flores y Franqui Flores de Freitas, los dos sobrinos de la pareja presidencial detenidos y condenados a 18 años de prisión por narcotráfico en Estados Unidos. A cambio, la Administración de Maduro liberó a siete ciudadanos estadounidenses, cinco de ellos directivos de la petrolera Citgo detenidos desde 2017 acusados de supuesta corrupción y considerados presos políticos del Gobierno.
Un intercambio que generó polémica, y rechazo por parte de Organizaciones Defensoras de Derechos Humanos que cuestionan que los presos políticos en Venezuela sean tratados como fichas de canje a cambio de beneficios políticos para el Gobierno.
Estados Unidos también puso como condición para aliviar las sanciones petroleras a Venezuela que el Gobierno de Maduro volviera a la mesa de diálogo con la oposición en México. En este contexto, Francia jugó un rol mediador. El presidente Emmanuel Macron invitó a los jefes negociadores de ambos bandos al Foro de París por la Paz. Luego de esa reunión, se reanudó la mesa de negociaciones en México y se acordó liberar un fondo de unos 3.000 millones de dólares, administrado por la ONU, para financiar un programa de ayuda social para Venezuela.
A la fecha no se han ofrecido más detalles del acuerdo, ni han llegado los recursos, pero sin duda fue un logro para Maduro. Aún así, los representantes opositores Gerardo Blyde y Roberto Enríquez insistieron en que “no se trata de un cheque en blanco para Maduro”.
A juicio de la profesora Giovanna de Michele, “ha quedado absolutamente claro que quien tiene la capacidad de tomar las decisiones que impactan directamente en la vida de los venezolanos y en la comunidad internacional es quien está sentado en la silla del Palacio de Miraflores. Eso ha permitido de alguna manera empoderar a Nicolás Maduro, lo cual no quiere decir que tenga mejor imagen a nivel internacional”.
Tampoco significa que Nicolás Maduro haya recuperado su legitimidad. “Los cuestionamientos a la legitimidad de origen de este mandato de Nicolás Maduro, los cuestionamientos al desempeño de la Administración de Nicolás Maduro en materia de derechos humanos, los cuestionamientos a la efectividad de la política económica de Maduro, los cuestionamientos al impacto que ha tenido la inmensa ola de migrantes a todo el mundo, siguen”.
“Ni aliados mecánicos ni repetidores de falsos discursos”: Así define Arellano la relación con los nuevos presidentes de izquierda que se han acercado a Maduro tras asumir el poder.
La guerra de Rusia en Ucrania le abrió las puertas a Maduro para volver a la arena internacional como líder de un país petrolero. La llegada de Gustavo Petro a la presidencia de Colombia y su ambición por lograr la ‘paz total’ le brindó a Maduro un papel protagónico en medio de las negociaciones. Así, Maduro pasó de ser un presidente aislado y rechazado por gran parte de la comunidad internacional a estar hoy en el en foco de la geopolítica mundial y con múltiples desafíos internos y externos en esta nueva bocanada de aire para su atribulada Administración.