AFP – Caracas, 12 de febrero de 2024. Chile busca en Europa inversores para sus proyectos de energía solar, eólica e hidrógeno verde, con la esperanza de descarbonizar y desarrollar sus minas de cobre e industria, dependientes del carbón y el petróleo.
«Chile es el único país del mundo que puede aspirar a volverse neutro en carbono (cero neto) de aquí a 2040» aseguró Marcos Kulka, director general de H2Chile, asociación chilena que reúne a 102 empresas públicas y privadas, en entrevista con la AFP en París a principios de febrero en la feria del hidrógeno Hyvolution.
Su visita se produjo en plena negociación del acuerdo marco de liberalización del comercio y la inversión UE-Chile.
Dependiente del petróleo y el carbón importado, Chile planea cerrar sus centrales eléctricas de carbón para 2040, sustituyéndolas por energías renovables, que a su vez se utilizarán para producir hidrógeno verde.
Según Kulka, el 24% de la reducción de las emisiones de CO2 del país «provendrá del hidrógeno y sus derivados» para descarbonizar la industria pesada, especialmente la explotación minera del cobre.
Chile es el primer exportador mundial de este metal crucial para la transición energética global, pero a su vez debe reducir los volúmenes de CO2 que son emitidos durante su extracción.
Para lograrlo, el país sudamericano cuenta con la energía solar en el norte, cerca del desierto de Atacama y las zonas mineras de cobre, señala Kulka, y con el viento en el sur, ideal para parques eólicos.
Chile puede convertirse en «uno de los productores de hidrógeno verde más competitivos del mundo», porque «más del 60% del costo final del hidrógeno proviene del precio de la electricidad utilizada para producirlo».
«Sería irresponsable decir que el hidrógeno verde evitará» tragedias como los grandes incendios en Chile, admitió el martes Cristian Sagal, diplomático chileno basado en Francia, especialista en inversiones.
El plan sobre el hidrógeno verde, recién anunciado, es solo «una de las respuestas» posibles para «descarbonizar su economía y contribuir a la reducción indispensable de las emisiones globales».
Chile «necesita hidrógeno para reducir las emisiones de CO2 de los camiones cargados con el mineral, para los explosivos utilizados en las minas, y para la energía del transporte marítimo», detalla Kulka.
Y «los industriales de la química lo necesitan» para descarbonizar sus actividades.
En total, Chile estima sus necesidades de inversión en «60.000 millones de dólares de aquí a 2050» para el hidrógeno verde, según este experto.
La abundancia y los bajos costos de las energías renovables atraen a numerosos industriales europeos como Austria Energy, los franceses Engie, TotalEnergies o EDF, así como a inversores alemanes, neerlandeses o noruegos, ansiosos por importar hidrógeno verde a Europa.
Por ahora, las capacidades de Chile en términos de producción de hidrógeno verde por electrólisis – la operación que separa las moléculas de hidrógeno y oxígeno del agua (H2O) mediante electricidad – son bajas.
Su capacidad instalada es apenas de «2 megavatios». Su objetivo es alcanzar «25 gigavatios» de capacidad para 2030, explica Kulka.
El país apuesta principalmente por la producción de amoníaco, que se utiliza para fabricar fertilizantes agrícolas, y luego se utilizaría como transportador de hidrógeno. Los países importadores deberían «romper» la molécula NH3 del amoníaco a la llegada de los barcos para obtener hidrógeno.
En total están previstos 64 proyectos industriales en torno al hidrógeno verde, con inversiones «cercanas a los 5.000 millones de dólares para 2025». «Siete u ocho deberían recibir una decisión final de inversión antes de finales del primer semestre», asegura Kulka.
Para 2030, el país planea producir entre 1 y 3 millones de toneladas de hidrógeno.
Para ello está reorganizando sus infraestructuras portuarias adaptadas a la importación y distribución de petróleo y gas, para poder también exportar amoníaco.
«Estamos avanzando rápidamente», asegura a la AFP Gloria Maldonado, directora de la empresa estatal chilena de petróleo ENAP, también presente en París.
Ante estos grandes proyectos, 100 asociaciones de defensa de los derechos humanos y el medio ambiente acaban de advertir en una declaración conjunta sobre el proyecto de acuerdo de liberalización de inversiones.
El texto «es estratégico para la UE para acceder a las materias primas chilenas, pero no debe hacerse a cualquier precio», subraya Mathilde Dupré, co-presidenta del grupo de investigación Veblen, signatario de la carta.
Según ella, «el proyecto ofrece normas de protección muy favorables para los inversores extranjeros, sin imponerles nada sobre los derechos humanos y sociales ni sobre el medio ambiente en Chile».