Bolivia define fin de 20 años de gobiernos de izquierda. Este domingo, los bolivianos votarán en balotaje para elegir al próximo presidente, que pondrá fin a dos décadas de gobiernos de izquierda y asumirá la difícil tarea de sacar adelante una economía en crisis. La primera vuelta dejó fuera al Movimiento Al Socialismo (MAS), liderado por Evo Morales, afectado por la escasez de dólares y combustibles y una inflación interanual que supera el 23 %.
Los electores deberán escoger entre el líder de centroderecha Rodrigo Paz, quien sorprendió al encabezar la primera vuelta, y el exmandatario liberal Jorge Quiroga. Ambos candidatos prometen mantener subsidios a combustibles solo para transporte público y sectores vulnerables, así como los programas sociales existentes.
Bolivia define fin de 20 años de gobiernos de izquierda
Bolivia enfrenta su peor crisis en cuatro décadas. La producción de energía y alimentos subsidiados escasea, y la población hace largas filas frente a gasolineras y comercios. Según la encuesta Ipsos-Ciesmori, Quiroga lidera con 44,9 % de intención de voto, frente a 36,5 % de Paz. La politóloga Ana Lucía Velasco advierte que, sin soluciones rápidas, el costo social y el riesgo de protestas serán altos.
Quiroga propone inyectar 12.000 millones de dólares vía préstamos multilaterales para reactivar las divisas del sistema financiero, mientras que Paz prioriza reestructurar los presupuestos del Estado antes de endeudarse más. La deuda externa del país ronda el 30 % del PIB.
Aun con posibles reformas, especialistas señalan que mantener subsidios y programas sociales al mismo tiempo que se estabiliza la economía es un equilibrio complicado de alcanzar. Algunos ciudadanos, como Jorge Serrano, expresan escepticismo: “No tengo confianza en ninguno de los dos; mi sueldo no alcanza para nada”.
Además, ambos contendientes enfrentarán la sombra de Morales, fuera de la elección por un fallo constitucional y con orden de detención pendiente por un caso de supuesto abuso, que él niega. Morales promovió el voto nulo en la primera vuelta, lo que refleja una parte de la población que podría no sentirse representada ni en el gobierno ni en el parlamento.
El resultado definirá si Bolivia inicia un ciclo de recuperación económica bajo una agenda de derecha, mientras equilibra expectativas sociales y enfrenta desafíos estructurales profundos.
