Migrantes venezolanos optan por peligrosa “migración inversa”. Miles de migrantes venezolanos emprendieron un viaje de regreso hacia Suramérica en lo que expertos llaman una “migración inversa”. La decisión surge tras el cierre de vías legales hacia Estados Unidos, impulsadas por el gobierno de Donald Trump.
Según datos de Colombia, Panamá y Costa Rica, más de 14.000 personas han retornado en los últimos meses. Muchas familias, como la de Mariela Gómez, madre de dos niños, se han visto obligadas a viajar en barcos de carga y lanchas precarias por la costa pacífica de Panamá. Esta ruta, aunque más barata, duplica los riesgos para los migrantes.
Condiciones extremas en la selva
Los migrantes desembarcan en zonas selváticas de Colombia, dominadas por grupos armados. Allí no existen refugios ni atención médica. La ONU advirtió que estas personas llegan con deshidratación, quemaduras, desnutrición y problemas de salud mental.
En junio, un bote con 38 migrantes naufragó, dejando heridos a varios niños y una mujer embarazada. Conductores de embarcaciones locales aseguran que muchos no pueden pagar el viaje y dependen de la ayuda solidaria para continuar.
Migrantes venezolanos optan por peligrosa “migración inversa”
La familia de Gómez, que huyó en 2017, intentó llegar a Estados Unidos, pero fue detenida en la frontera y expulsada a México. Ante la falta de recursos y las amenazas de grupos criminales, decidió regresar a Venezuela.
Sin embargo, el futuro en su país sigue siendo incierto. La represión política y la crisis económica hacen que muchos migrantes, incluso al volver, contemplen la posibilidad de salir nuevamente hacia otras naciones como Chile o Perú.
“Solo esperamos que Dios nos proteja”, expresó Gómez, mientras avanzaba hacia Colombia en busca de un camino de regreso.