Alberto News – Valencia, 12 de septiembre de 2024-. El Gobierno de Panamá informó el pasado 9 de septiembre que al menos 244.243 migrantes han cruzado la selva del Darién en lo que va de 2024, cifra que representa una reducción de 110.056 personas respecto al mismo periodo del año anterior, cuando transitaron 354.299 personas, lo que equivale a una disminución del 31 %.
Elías Cornejo, coordinador del servicio de migrantes de Fe y Alegría Panamá, cuestionó este jueves en el programa De Primera Mano de Radio Fe y Alegría Noticias las medidas implementadas por el gobierno de José Mulino para reducir el flujo migratorio a través de esta peligrosa ruta.
Entre estas medidas se incluyen la instalación de vallas de alambre de púas a lo largo de 4,7 kilómetros en el Darién y un acuerdo con Estados Unidos para financiar vuelos de deportación.
El tránsito hacia EE. UU. disminuyó, pero no se detiene
Hasta ahora, han salido cuatro vuelos de retorno, tres de ellos hacia Colombia y uno hacia Ecuador, con grupos de unas 30 personas cada uno, además de un vuelo hacia la India con 130 migrantes.
“Es un número muy bajo en comparación con la cantidad de personas que han cruzado la frontera, lo que indica que el flujo hacia Estados Unidos continúa”, advirtió Cornejo.
A su vez, expresó sus dudas sobre la sostenibilidad del financiamiento de estos vuelos, ya que calcula que los 6 millones de dólares proporcionados por Estados Unidos solo cubrirán los costos hasta octubre.
“No sé si Estados Unidos seguirá ese ritmo, dándole dinero al Estado panameño para deportar, porque eso no es viable”, opinó.
Militarizar no es la solución
El coordinador del servicio de migrantes de Fe y Alegría Panamá también insistió que, aunque el gobierno panameño le está dando más importancia al tema migratorio, las medidas actuales, como la militarización de la frontera, no son las más adecuadas.
“Tiene que haber medidas que permitan acoger, proteger y promover la integración (…) La deportación no es una solución y no va a detener el flujo, solo puede ralentizarlo o disminuirlo un poco”, puntualizó.
Recordó que los migrantes no toman la decisión de desplazarse porque quieran, les parezca bonito o una aventura, sino que son forzadas a hacerlo por diversas circunstancias de pobreza, violencia, etc.
“Militarizar la frontera crea una suerte de espejismo en donde se plantea una protección de la soberanía nacional, pero a costa de la vida de las personas”, lamentó.
“Atrapamientos sociales”
Por otro lado, alertó sobre el riesgo de lo que él denomina “atrapamientos sociales”, donde los migrantes quedan estancados en países que no planeaban quedarse como Panamá, Costa Rica o México, enfrentando condiciones de vida infrahumanas.
Esta situación, a su juicio, podría dar lugar a la creación de campamentos de migrantes, similares a los de las poblaciones palestinas en su territorio. “Esto podría provocar una explosión social y la incapacidad de los Estados para responder, por no tener políticas claras para atender este tipo de situaciones”.
Cornejo subrayó la necesidad de que los Estados y las organizaciones que trabajan con migrantes establezcan mecanismos de respuesta enfocados en el respeto a la diversidad y a los derechos humanos.
“Garantizarles la vida, el alimento, el resguardo y, sobre todo, el respeto a la dignidad de cada persona”, sostuvo.
Agregó que los migrantes no son el enemigo, sino los grupos delincuenciales que se lucran de su necesidad.
Enfatizó que hay que distinguir entre refugiados y migrantes, asegurando que quienes necesitan protección del Estado puedan recibir un tratamiento ordenado, humano y seguro.
Un total de 15 organizaciones de la sociedad civil se comprometieron monitorear la situación de derechos humanos en dicha selva, a través del Observatorio de Movilidad Humana del Darién.
Por su parte, en un informe publicado recientemente, Human Rights Watch (HRW) hizo un llamado urgente a los Gobiernos de América Latina para mejorar las políticas de regularización e integración de migrantes y solicitantes de asilo.