Banca y Negocios – Caracas, 28 de noviembre de 2024-. Al anunciar aranceles de 25% para los productos provenientes de Canadá y México, los dos principales socios comerciales de Estados Unidos y en teoría protegidos por un acuerdo de libre comercio, el presidente electo Donald Trump envió al mundo el mensaje de que nadie estará al margen de sus políticas.
«El simple hecho de que apunte a México y a Canadá, sobre todo a Canadá, es una locura. Se trata del más cercano y antiguo aliado de Estados Unidos», se alarmó Petros Mavroidis, profesor en la Universidad de Columbia, en diálogo con la AFP.
Trump «asume el riesgo de enfrentarse con sus aliados», añadió.
Los dos países se consideraban protegidos: el acuerdo de libre comercio T-MEC que los une a Estados Unidos debe revisarse el año próximo, pero fue firmado durante el primer mandato de Trump, que en su momento lo presentó como «el mejor y más importante acuerdo comercial jamás firmado por Estados Unidos».
Pero al anuncio de estos aranceles, que incluye un incremento de derechos aduaneros para los productos chinos, muestra «que no hay diferencia» entre aliados y rivales de Estados Unidos para Donald Trump, destacó Erin Murphy, investigadora del Center for Strategic and International Studies (CSIS) en Washington.
Aunque en el mundo «estas decisiones claramente no son bienvenidas, tampoco son inesperadas», añade Murphy.
Durante la campaña, el presidente electo presentó los aranceles como pilar de su política económica y anunció cifras de 10 a 20% para todos los productos que ingresen a Estados Unidos y entre 60 y 100% para los productos chinos.
La idea persigue tres objetivos: financiar un recorte de impuestos que tiene previsto, incitar a las empresas a instalarse y producir en Estados Unidos para aprovechar su mercado interno y utilizar los derechos aduaneros como moneda de cambio para futuras negociaciones comerciales.
Pero para Bernard Yaros, economista de Oxford Economics, no hay duda de que los socios comerciales en Europa y Asia no dudarán en tomar represalias que «golpearán realmente el crecimiento» tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo.
Su propio camino
«Europa no dará a Trump lo que desea. Habrá derechos aduaneros sobre los productos europeos y Europa aplicará (aranceles) sobre toda una gama de productos estadounidenses, entre ellos algunos muy simbólicos como las naranjas, los iPhones o el whisky», anticipa Gary Hufbauer, investigador del Peterson Institute for International Economics (PIIE).
Los países asiáticos más ricos, como Japón y Corea del Sur, tomarán «medidas de represalia sin ir a una escalada», estima Murphy.
«Desearía que la OMC siga siendo importante. Pienso que siempre tiene un papel. Pero comienzo a dudar. Incluso si Estados Unidos permanece en la OMC, ¿qué hacen? Nada. No proponen avances, no firman ningún acuerdo. Actúan como si no fueran ya parte» de la organización, lamenta Mavroidis.
Los países europeos esperan establecer una «cooperación constructiva» con el futuro gobierno estadounidense, afirmó la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, durante una conferencia de prensa el miércoles.
Pero la UE está dispuesta a enfrentar eventuales amenazas y responder en caso de un regreso de las tensiones comerciales, aseguró a la prensa en Washington la embajadora del bloque en Estados Unidos, Jovita Neliupsiene.
«Es esencial que Europa tenga una sola voz» sobre la cuestión arancelaria, insistió Mavroidis. «Espero que Alemania y Francia sepan hacer a un lado sus diferencias ya que, si lo logran, el resto de Europa los seguirá», añadió.
Los países europeos deberían incluso ir más lejos, según Petros Mavroidis. «Si fuera el comisario europeo de Comercio, propondría seguir un camino propio y finalizar los TLC con el Mercosur, la India y los países del acuerdo transpacífico», que Estados Unidos abandonó en 2017.