El árbol milagroso de La Paz sigue atrayendo a miles de devotos 10 años después de haber sido alcanzado por un rayo durante una tormenta. Lejos de morir, este antiguo pino del cementerio público más grande de la capital boliviana prospera con vigor y se ha convertido en un centro de peregrinación.
En sus grietas, los fieles colocan monedas, flores, dulces y hasta confesiones escritas con peticiones de amor, salud, empleo o reencuentros. Para muchos, el rayo que lo impactó le otorgó una energía sagrada capaz de conceder milagros.

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Fe, tradición y creencias
Javier Cordero, quien dirige oraciones fúnebres en el cementerio, asegura que la fe de los peregrinos es la clave: “Si la persona viene con mucha fe, el árbol cumplirá sus deseos”. Entre los visitantes hay jóvenes que conocieron la historia a través de TikTok y adultos mayores que llevan años convencidos de sus poderes.
Ricardo Quispe, de 79 años, recuerda que estaba bajo el árbol cuando cayó el rayo y afirma haber recibido también habilidades psíquicas. La cicatriz en el tronco rezuma resina aromática, mientras el árbol luce más saludable que nunca.
Rituales y ofrendas a la Pachamama
El culto al árbol milagroso se mezcla con tradiciones ancestrales andinas. En Bolivia, donde agosto es el mes de ofrendas a la Pachamama, los yatiris realizan limpias energéticas, rituales de fertilidad y ceremonias para asegurar cosechas. Muchos bolivianos visitan cementerios y sitios sagrados para alimentar a la tierra y a las deidades de las montañas.
“Conozco personas que se han curado de enfermedades, ellos son los más devotos”, dijo Cordero, quien demostró la supuesta energía del árbol usando un alambre de cobre que comenzó a girar solo.

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Para fieles como Tania Arce, de 60 años, el vínculo con el árbol va más allá de un milagro concedido: “Me cumplió el favor que le pedí, pero no he dejado de visitarlo”.
Información de Associated Press