Edmundo González dice que la reconstrucción «ya comenzó». Desde el exilio, el presidente electo de Venezuela, Edmundo González Urrutia, habló sobre la reconstrucción nacional, la reconciliación y los desafíos de gobernar un país en crisis. La conversación tuvo lugar en una mañana luminosa, en un hogar tranquilo donde se respira serenidad y esperanza.
Edmundo González dice que la reconstrucción «ya comenzó»
En la sala, González dialoga con voz pausada sobre el futuro del país y el retorno a la democracia. A su lado, su esposa Mercedes irradia amabilidad mientras ofrece café y pastelitos recién hechos, un gesto que refleja la calidez venezolana incluso en el exilio.
De pronto, el teléfono interrumpe la charla. María Corina Machado acaba de ser galardonada con el Premio Nobel de la Paz, y González recibe la noticia con visible emoción. Tras unos segundos de silencio, se levanta y abraza a su esposa. Luego, expresa con voz firme:
“Venezuela quiere paz, y el mundo entero hoy lo reconoce.”
Conmovido, añade:
“El Gobierno tiene una última oportunidad para irse en paz. Eso es lo que los venezolanos queremos, y eso es lo que grita el mundo entero con este reconocimiento a María Corina. Demos todos una última oportunidad a la paz.”
El ambiente se llena de una emoción contenida, casi solemne. Después del momento, el presidente electo retoma la conversación con serenidad, consciente de la responsabilidad histórica que lleva sobre sus hombros.
El símbolo del retorno democrático
En medio de la incertidumbre y el éxodo, Edmundo González Urrutia se ha convertido en un referente del retorno a la democracia. Con más de ocho millones de votos, el diplomático de carrera y presidente electo representa para amplios sectores de la población la esperanza de una transición pacífica después de años de crisis económica, tensión política y fractura social.
Desde el exilio, González actúa con la cautela de quien conoce las complejidades del poder y la urgencia de reconstruir un país. Mientras el Gobierno de Nicolás Maduro mantiene el control institucional, crece la presión internacional: el Parlamento Europeo ha solicitado incluir al llamado Cartel de los Soles en la lista de organizaciones terroristas, y Estados Unidos advirtió que “usará todo su poder” contra las redes de narcotráfico vinculadas a Venezuela.
En este contexto, González se presenta como un líder sereno, que habla con convicción más que con confrontación.
“El cambio no es un sueño —afirma—, es una misión que ya tiene rostro y voluntad.”
El valor del reconocimiento internacional
—Presidente, mientras conversábamos esta mañana, usted recibió la llamada de María Corina Machado confirmando que había ganado el Premio Nobel de la Paz. ¿Qué representa este reconocimiento para usted y para Venezuela?
—Qué te puedo decir. Es un merecidísimo reconocimiento a la larga lucha de María Corina, una voz firme y valiente. Su reconocimiento internacional reafirma que la causa venezolana es justa y universal. En ella se premia la perseverancia, el coraje civil y la fe en la democracia.
Cuando María Corina me dio la noticia, sentí que no solo se premiaba a una persona, sino también a la valentía de un pueblo que no se ha rendido. Ese Nobel de la Paz pertenece a cada venezolano que ha resistido con dignidad: a los que marcharon, a los que emigraron, a los que siguen luchando dentro del país por una Venezuela libre.
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