EFE – Caracas, 20 de diciembre de 2022. Los migrantes desbordan los albergues y se ven obligados a dormir en las calles de El Paso (Texas, EE.UU.), una ciudad fronteriza con México a donde han llegado por miles en las últimas semanas antes de que el miércoles se suspenda el Título 42.
Tal es la cantidad de migrantes que han llegado a El Paso, limítrofe con Ciudad Juárez en México, que su alcalde, Oscar Leeser, declaró el sábado el estado de emergencia para poder utilizar más recursos y crear más albergues para alojar a esas personas.
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La medida se produjo a unos pocos días de que se levante el Título 42, una norma sanitaria por la que EE.UU. ha estado expulsando a la mayoría de migrantes a México o sus países de origen durante la pandemia.
Hace tres días que Alessandro Cordero, de 20 años, entró a EE.UU. y hace el mismo tiempo que duerme en la calle, junto con otros ocho migrantes que conoció en su travesía desde Venezuela.
“Caminamos por todo El Paso buscando espacio en los albergues, pero todos están colapsados, no hay espacio”, dijo el joven, nacido en Caracas a EFE.
El sitio donde duermen y pasan el día es un pequeño callejón entre la estación de buses y un edificio de ladrillo naranjado. Sobre la acera, hay varias bolsas con ropa y cobijas que los vecinos de El Paso les han traído.
Cordero no quiere quedarse en El Paso, sino ir a otra ciudad como Denver o Nueva York, donde pueda trabajar y hacer dinero para enviar a Venezuela, donde dejó un hijo de 4 años.
“No queremos hacerle carga al Gobierno, queremos que abran las puertas y que entre la gente que quiera trabajar”, explicó.
Con la declaración de emergencia, la ciudad anunció también que creará un centro de operaciones, y un plan para asistir y proteger a los migrantes frente a las duras condiciones climáticas.
Mientras, los habitantes de El Paso se han volcado en ayudar a los recién llegados.
A las 9.00 hora local (16.00 hora GMT) una camioneta “pickup” aparca cerca de la estación de autobuses principal de El Paso, donde decenas de migrantes, en su mayoría venezolanos, han pasado varias noches a la intemperie a temperaturas inferiores a los 10°C.
“Vengan, muchachos”, grita un joven. Del carro se baja un hombre alto, con la piel morena y arrugada y unas gafas de aviador. Trae un caja llena de guantes, chaquetas y abrigos.
Se llama Ted Rodríguez y ha venido a ayudar a quienes, como él hace ya muchos años, dejaron sus países para venir a Estados Unidos.
“Tenía ropa extra que no se usa, cosas de invierno y quise venir a dejárselas, a ver a quién le queda, porque están sufriendo mucho frío y vienen días más fríos”, detalló a EFE el hombre de 75 años, originario de México.
“En las noticias hemos visto cuánta necesidad hay de estas personas (…) y queremos poner un granito de arena y darles algo”, contó a EFE Ernesto, quien vive hace más de 40 años en El Paso.
Albergues a capacidad
A partir del miércoles, cuando se levante el Título 42, se espera que aumente aún más la cantidad de solicitantes de asilo que llegan a El Paso: Según estimaciones de la propia alcaldía, podría pasar de unos 2.500 cruces de migrantes diarios hasta casi 6.000.
Legisladores, como la representante Verónica Escobar, quien representa el distrito que engloba a El Paso en el Congreso de EE.UU., ha pedido al Gobierno federal que dedique más fondos a la ayuda humanitaria en la frontera.
Un juez federal en Washington D.C. ordenó a la Administración del presidente Joe Biden revocar la normativa sanitaria, impuesta por el Gobierno de Donald Trump (2017-2021), que ha permitido la expulsión de más de 2,5 millones de migrantes desde marzo de 2020, de acuerdo a datos de la organización International Rescue Committee.
La resolución judicial tumba una de las últimas barreras impuestas por Trump a la inmigración que quedaban en pie y supone un desafío para el Ejecutivo de Biden en un momento en que se registran detenciones récord de migrantes en la frontera con México.
Solo en octubre hubo 230.000 arrestos en la frontera entre EE.UU. y México, con más de 78.400 expulsiones del territorio estadounidense.