Caracas, 6 de mayo de 2025-. El caso de Danae Pacheco y la fachada de VALORALTA. Danae Solange Pacheco Vásquez no se hizo rica de la noche a la mañana. Su capital no fue herencia ni resultado de especulaciones arriesgadas. Fue fruto de años de trabajo honesto como profesional de la salud en Venezuela. Con esfuerzo, construyó una clínica, una empresa y un patrimonio que representaba más que dinero: era su vida entera convertida en seguridad económica.
Pero ese capital, cuidadosamente acumulado, comenzó a diluirse desde el año 2014, cuando apareció en su vida Mauricio Andarcía Martínez. Según su presentación, era director de la casa de bolsa VALORALTA. Ofrecía invertir su dinero en instrumentos bursátiles con garantías de rentabilidad, respaldo institucional y seguridad.
Nada parecía fuera de lugar. Andarcía usaba oficinas, membretes y personal que operaban bajo el nombre de VALORALTA. La puesta en escena era impecable: reportes de inversión, facturas, gráficos financieros. Todo con sello, firma y apariencia de legalidad. Danae, sin experiencia financiera, confió.
El caso de Danae Pacheco y la fachada de VALORALTA
En tres operaciones distintas, transfirió más de 1.145.000 dólares. Por años recibió reportes que mostraban supuestas ganancias. Hasta que en 2022, al intentar recuperar su dinero, comenzó el calvario. Retrasos, evasivas y finalmente, silencio. Solo logró rescatar $110.000.
A finales de 2024, Andarcía reconoció ante la Superintendencia Nacional de Valores una deuda de $955.646,31. Pero lo hizo bajo una jugada estratégica: declaró que era una “deuda personal”, desligando a VALORALTA de toda implicación legal.
Sin embargo, los hechos contradicen esa versión. Las reuniones se realizaron en las oficinas de VALORALTA; los documentos llevaban su firma y membrete; toda la operación fue construida sobre una supuesta institucionalidad.
Hoy, Danae busca justicia. Su historia representa a muchas otras víctimas que confiaron en estructuras aparentemente legales, sin imaginar que detrás de la fachada se escondía una maquinaria de estafa.
El caso plantea interrogantes urgentes: ¿cómo pudo operarse durante años una presunta estafa desde oficinas y con documentos de una casa de bolsa autorizada? ¿Qué mecanismos fallaron para que la supervisión no detectara irregularidades a tiempo? ¿Y cuántas Danae más hay, esperando una respuesta?